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lunes, 3 de agosto de 2015

Pero no.

Sigo sin entender a las personas que te quieren un día y dos pasan de ti, cuando tú estas los tres ahí. Sin entender las miradas que te hacen ver lo infinito pero luego te llevan al abismo. Los abrazos por la espalda que luego son puñaladas traperas y los besos que al final te dan por indiferencia. El que te amen sin tilde y a las horas se convierta en el quiero perderte de vista, "así sea". No entiendo la conveniencia, el plan B, el segundo plato, frente a la necesidad, el plan A, el plato principal. El dar, no recibir ni la mitad, y volver a dar. Tropezar mil veces con la misma piedra, engancharte, encariñarte. Ignorar el error, caer en la tentación, y no aprender. El llorar por un egoísmo ajeno que al final te golpea como si fuera tuyo.
Tal vez sea el momento de ser un poco hija de puta. Solo tal vez.
Pero no.