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domingo, 3 de abril de 2016

Dame un ratito.

¿Por qué unos días tan bien y otros tantos sin palabras? Cada día blanco, siete negros. Ojalá pudiera colarme en esa cabecita loca tan tuya, tan llena de pájaros, ver si se convierten en mariposas. Saber qué piensas cuando me tienes delante, leer tu mirada, y cuando no, también. Qué piensas cuando me ves bailando en el espejo, cantando mal en la ducha, comiendo espaguetis con la cara. Si mis payasadas te hacen te hacen feliz. Mis pequeños detalles especial. Mi tristeza superheroína. Y qué se te pasa por la cabeza cuando las caricias fluyen, las que te erizan la piel, y cuando no, ¿las necesitas?. Que mis días con tus buenos días me hacen comerme el mundo y con tus buenas noches soñar a lo grande, pero, cuando se ausentan, días de estar por estar, de levantarse con el pie izquierdo, con el cuerpo aquí pero la cabeza allá. ¿Y a ti?¿Cómo te sienta mi no voz?¿Cómo te sientan mis no mensajes? Lo peor y mejor de todo es que soy fanática del mar revuelto, tomar las olas, las más complicadas, despeinarme. Pero reconozco que cuando está en calma es aún más precioso. Digamos que enamora.
Día número siete sin ti. Silencio. Dónde está tu risa para columpiarme. Mañana vuelta a empezar, con suerte, tocará día blanco.
Dame un ratito en tu mente.