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miércoles, 7 de octubre de 2015

Qué me gustaría decirte...

Quizá llegue el día en que gane este pulso a la vergüenza,
al miedo, al querer y no poder:
Que me pierdo en tus ojos pero no puedo negar haberme fijado en tu culo.
Que me mata tu forma de bailar y me rematas cuando te acercas.
Que no me molan las despedidas, pero me encanta girarme, verte caminar, y ya si te giras, pues mejor.
Que cuando ríes tiembla el suelo y cuando abrazas yo tiemblo.
Que me gustas de día, pero también de noche, copa en mano, desinhibida, reina.
Que tengo envidia del cigarrillo entre tus labios probando ese rojo carmín, eso es indudable.
Que más de una vez te habría cogido por la cintura cuando estábamos a solas, y Dios sabe que habría hecho contigo.
Que yo no era de rubias, ahora quiero a la cerveza y te quiero,
a ti. 

lunes, 3 de agosto de 2015

Pero no.

Sigo sin entender a las personas que te quieren un día y dos pasan de ti, cuando tú estas los tres ahí. Sin entender las miradas que te hacen ver lo infinito pero luego te llevan al abismo. Los abrazos por la espalda que luego son puñaladas traperas y los besos que al final te dan por indiferencia. El que te amen sin tilde y a las horas se convierta en el quiero perderte de vista, "así sea". No entiendo la conveniencia, el plan B, el segundo plato, frente a la necesidad, el plan A, el plato principal. El dar, no recibir ni la mitad, y volver a dar. Tropezar mil veces con la misma piedra, engancharte, encariñarte. Ignorar el error, caer en la tentación, y no aprender. El llorar por un egoísmo ajeno que al final te golpea como si fuera tuyo.
Tal vez sea el momento de ser un poco hija de puta. Solo tal vez.
Pero no.

martes, 28 de julio de 2015

Destructiva.

Tengo miedo de estar siempre con el desequilibrio nuevo y la desorientación llena. De no encajar la última pieza del puzzle, sin saber cómo, volver a empezar, y volver a desmontarlo. Ser siempre incompleto. 
Miedo a la incapacidad de mantener lo que llega bueno y la facilidad de perderlo. A que todo sepa igual y nada diferente. A nadar a contracorriente y volar a ras del suelo.
Que el tiempo pasa y nada lo cura, que después de la tormenta llega otra tormenta, que eso de que lo bueno se hace de esperar, es una frase trampa. 
Tengo miedo a no entender nunca el cómo, el cuándo o el por qué.
Miedo a ser destructiva.

jueves, 23 de julio de 2015

Eres.

Eres la única persona que me araña y acaricia el corazón con la mirada. 

martes, 21 de julio de 2015

LLorar es medicina.

Cuantas veces gritamos por dentro. Cuantas veces hemos guardado la rabia. Cuantas veces escondemos nuestra fragilidad en una fachada dura. Cuantas veces camuflamos el dolor con una sonrisa.
Ocultamos nuestros sentimientos tal vez por miedo a que nos tachen de débiles, cuando por el contrario, todo el mundo sabe que hasta la persona más fuerte y dura del planeta es capaz de llorar. Y eso es un placer del que pocos disfrutamos. 
Digo placer porque llorar es medicina. Llorar es curar la enfermedad. Hacer que el volcán que llevamos dentro explote, que todas las sustancias que nos intoxican se expresen en forma de lágrimas para sentirnos mejor. 
Algunas personas se empeñan en aguantar al llegar a casa, cerrar la puerta, y el lloro se quede entre cuatro paredes, se apodere de la habitación. Pero por qué no convertir esas cuatro paredes en cuatro amigos. Amigos que hacen de betadine, gasa, soplo y tirita. Amigos que limpian heridas y hacen cicatriz. Amigos son casa. 
Te aconsejo que cambies de vez en cuando ese "No me pasa nada, estoy bien" por un "Déjame tu hombro, escúchame". No confundas el silencio con valentía, porque el lloro es cien veces más héroe. 
Llorar es un privilegio del que todos disponemos. Aprovéchalo.

jueves, 9 de julio de 2015

Llegaste tarde, amigo.

Llegaste tarde, amigo. 
Ahora mismo te sientes el hombre más estúpido del mundo. Se te echa el mundo encima y no puedes respirar. Te ha sentado como una bofetada de aire caliente, como un jarro de agua fría. Te das cuenta que ya no podrás disfrutar todos los días de ese hoyuelo que se le forma cuando sonríe, sus eternos monólogos y sus pocos silencios.  
Chaval, acabas de perder la Luna por contar unas simples estrellas. Que de esa Luna ya hay otro colgado que verá como se convierte en Sol en cada amanecer. 
Claro que le deseas lo mejor del mundo, sea feliz, pero siendo puto realista desearías que fuera contigo, aunque tú siempre estarás dispuesto a matar monstruos por ella.
Que el tiempo pone a cada uno en su lugar y tu ya estas fuera, amigo. 
Que como bien dice Leiva todo lo que viene se va a golpe de volante, amigo. 
Que te acabas de dar cuentas que no sabías lo que realmente tenías hasta que lo has perdido, amigo.
ELLA.

domingo, 5 de julio de 2015

Cuidado.

Te advierto que un día no podré frenar. 
Te advierto que un día me voy a estampar en tu boca provocando el accidente más esperado del momento. 
Y es que al deseo los frenos le sientan fatal.