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martes, 15 de diciembre de 2015

El arte de vivir. Impúlsate.

Qué sería la vida sin impulsos. Que más da cómo sean, lo positivo y lo negativo va con ellos.
Lánzate, haz caso al sentimiento de vez en cuando, déjate de comeduras de cabeza y de qué te coman la cabeza. Que lo que venga vendrá, lo que tenga que ser será.
Que viva el primer beso, con su silencio, el buen recibimiento, el eterno, o el rápido con su correspondiente bofetón. Los abrazos por la espalda que te cogen las manos y los que se rompen con desprecio. Los piropos que sacan coloretes y los que sacan malas caras. Las llamadas que te dan voz, las llamadas pi, pi, pi...Los whatsapp con respuesta instantánea, o tardía, pero con respuesta, frente a esos tics azules que resultan no leídos. Las cartas que te provocan dolor de mano pero te dan a conocer su letra, y las que el buzón se traga. Que vivan las miradas con correspondencia y las miradas perdidas. Las caricias que se dejan ser caricias, las caricias que no encuentran su sitio. La mano que saca a bailar formando un dos en uno, y la mano sin pareja de baile. Que viva el chiste malo, la risa de después, la carcajada y el llorar de alegría,  o incluso la cara larga, el aburrimiento. El polvo que lleva a otro polvo, el buen sabor del cigarro de después, o el polvo que lleva a la discusión, el adiós. Y por qué no, el salir a la calle en pijama, la pereza, con sus respectivas miradas acompañadas de halago y menosprecio.
En todo esto, al corazón le puede la incertidumbre. Se acelera, va a toda ostia, la cosa ha ido bien, felicidad en estado puro. Se para, el ritmo disminuye, no es lo que esperabas, tristeza trágame. 
¿Pero qué es lo mejor de todo? El corazón se sigue moviendo, quiere más, quiere vida. 
El arte de vivir. Impúlsate.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Inefable.

Que me comen las ganas de tenerte delante, sentirte, y reírme, pero quiero desparecer contigo.
Hacer que en un día nos odiemos y queramos a la vez, aprovechar bien el tiempo, burlarnos de él, y él de nosotros al pasar tan rápido. 
Por fin romper con la distancia y acortarla hasta pegarme a tu boca, echarle morro y robarte un beso, pero soy tan caradura que iría uno detrás de otro. 
Quedarme loco al ver que lo tuyo es andar y lo demás es estropear el suelo. 
Darme cuenta que mirar es una cosa, pero cuando lo haces tu es otra movida. 
Ponerme tan nervioso que ni mi gran capacidad de disimulo pueda controlar la situación. 
Disfrutar de tu locura, tu tranquilidad, tu inocencia y madurez, y bueno, si quieres intentamos discutir aunque prefiero deshacer la cama.
Hacer gilipolleces hasta que duela la tripa de gusto, reventando el aire con nuestras carcajadas, que la alegría sea la única capaz de correr tú rimel. 
Porque te aseguro que el único dolor que descubrirás conmigo será mi despedida.
El hasta pronto del bienestar inefable.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Ahora es cuando, pero nunca es ahora...

Y te veo y te vuelvo a rever,
que se note que me cuelgo de ti,
o mejor dicho que lo estoy.

Y te beso y te vuelvo a rebesar,
pero siempre quiero más,
tu mejilla me sabe a poco.

Y te abrazo y te vuelvo a reabrazar,
bajando mis manos poco a poco,
pero la cintura me prohíbe continuar.

Y te ríes y te vuelves a rereír,
estás tan guapa y reluciente,
por ti soy payaso siempre.

Y te miro y te vuelvo a remirar,
me gusta tu mirada sincera,
me gusta encontrar la tranquilidad.

Y te busco y te vuelvo a rebuscar,
con intenciones de lo que quiero,
pero que cabrón es el miedo.
Ahora es cuando, pero nunca es ahora.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Qué me gustaría decirte...

Quizá llegue el día en que gane este pulso a la vergüenza,
al miedo, al querer y no poder:
Que me pierdo en tus ojos pero no puedo negar haberme fijado en tu culo.
Que me mata tu forma de bailar y me rematas cuando te acercas.
Que no me molan las despedidas, pero me encanta girarme, verte caminar, y ya si te giras, pues mejor.
Que cuando ríes tiembla el suelo y cuando abrazas yo tiemblo.
Que me gustas de día, pero también de noche, copa en mano, desinhibida, reina.
Que tengo envidia del cigarrillo entre tus labios probando ese rojo carmín, eso es indudable.
Que más de una vez te habría cogido por la cintura cuando estábamos a solas, y Dios sabe que habría hecho contigo.
Que yo no era de rubias, ahora quiero a la cerveza y te quiero,
a ti. 

lunes, 3 de agosto de 2015

Pero no.

Sigo sin entender a las personas que te quieren un día y dos pasan de ti, cuando tú estas los tres ahí. Sin entender las miradas que te hacen ver lo infinito pero luego te llevan al abismo. Los abrazos por la espalda que luego son puñaladas traperas y los besos que al final te dan por indiferencia. El que te amen sin tilde y a las horas se convierta en el quiero perderte de vista, "así sea". No entiendo la conveniencia, el plan B, el segundo plato, frente a la necesidad, el plan A, el plato principal. El dar, no recibir ni la mitad, y volver a dar. Tropezar mil veces con la misma piedra, engancharte, encariñarte. Ignorar el error, caer en la tentación, y no aprender. El llorar por un egoísmo ajeno que al final te golpea como si fuera tuyo.
Tal vez sea el momento de ser un poco hija de puta. Solo tal vez.
Pero no.

martes, 28 de julio de 2015

Destructiva.

Tengo miedo de estar siempre con el desequilibrio nuevo y la desorientación llena. De no encajar la última pieza del puzzle, sin saber cómo, volver a empezar, y volver a desmontarlo. Ser siempre incompleto. 
Miedo a la incapacidad de mantener lo que llega bueno y la facilidad de perderlo. A que todo sepa igual y nada diferente. A nadar a contracorriente y volar a ras del suelo.
Que el tiempo pasa y nada lo cura, que después de la tormenta llega otra tormenta, que eso de que lo bueno se hace de esperar, es una frase trampa. 
Tengo miedo a no entender nunca el cómo, el cuándo o el por qué.
Miedo a ser destructiva.

jueves, 23 de julio de 2015

Eres.

Eres la única persona que me araña y acaricia el corazón con la mirada.