Existe una relación indescriptible entre dos personas dada por los sentimientos de la una hacia la otra respectivamente.
Interconexiones repletas de energía creadas por latidos que van a la par. Bombeando emociones en un simple cruce de miradas que termina siendo el camino a casa. En una comunicación cuyo canal son las risa y el mensaje llega a los 32 destinatarios que responden con un abanico lleno de posibilidades. Porque una cosa está clara... dos personas que se hacen reír tienen derecho a todo.
Como puede ser que algo tan bonito sea inexplicable. Como puede ser que tantos momentos de magia no tengan un truco final.
Tal vez esta relación a la denominamos inefable, sea producto de dos corazones que tienen miedo a pertenecerse, conformándose de una manera mediocre con lo que son, con lo que tienen, con lo que parecen... Sin darle una oportunidad a lo que puedan ser, puedan tener o pueda llegar a aparecer incandescentemente.
Así es como el complemento de causa termina por desentenderse, y el verbo entre estos dos sujetos, termina siendo finalmente, el perderse...
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