Tengo un pinchazo.
Hay batalla entre ventrículo y atrio.
Ambos son derechos, desearían lo correcto,
pero no saben funcionar.
Recibo sangre pobre y es lo que llevo
a mis pulmones,
que no me dejan respirar
cuando es tu nombre el que se cuela por
la arteria pulmonar,
recorriendo con el recuerdo todas
mis venas, que pesan con
la desconfianza, mentira e incógnita,
y eso, me provoca mal estar.
Ya no te voy a palpitar.
Ya no quiero que seas latente.
Un corazón enamorado
debe latir limpio,
debe dejar(te) respirar.
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