Perseguir el amor con la indiferencia
es una extraña paradoja.
Camina firme ante vaivenes, eso,
le hace enderezarse.
Con los pies en el cielo y la cabeza en la tierra,
se queda perpleja ante unos ojos
que le den vida.
Se nota.
Le gusta.
Se pone nerviosa.
Esquiva miradas
y captura brillo.
Se nota.
Le gusta.
Se pone roja.
Cautiva sonrisas
y libera emociones.
Se nota.
Le gusta.
Por eso calla.
Camina. Pasa de largo. |
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