Piérdete. Encuéntrate.

Y que bien sienta el perderse, el andar sin rumbo,

el encontrar un sitio con el nombre de Pensar.

Te da la bienvenida con los brazos de par en par, 

el alma despierta y un buen silencio para escucharte.

Ahora te sientas, te pones cómoda, respiras, 

respiras, respiras...ojos cerrados, corazón abierto.

La tranquilidad, paz, comodidad y lloro que tanto

necesitabas aparece. De compañía, la brisa.

Piérdete. Encuéntrate.

Tus pensamientos salen en forma de grito, los 

problemas se juntan con el viento, vuelan.

El horizonte te devuelve la calma, el infinito las 

tantas cosas buenas , el mar la fuerza que tienes.

No hay prisa, el tiempo se consume pero recuperas

ganas, esas que se te estaban perdiendo. 

Y aquí estoy, sentada, escribiendo mientras
mi cabeza me dice "Tranquila, si tienes miedo,
es porque de verdad te importa"

Aprecia.

Aprecia lo que tienes,
quizá se escape.

Que imbéciles seguimos siendo. Que poco valoramos día a día lo que tenemos. Parece que solo reaccionamos con cariño y aprecio cuando perdemos algo, alguien, o algo malo pasa. Es entonces, en ese segundo, cuando hacemos clik, el corazón se activa, llora, siente. Intentamos ganar el pulso al dolor, pero se resiste, y tu fortaleza se va a la mierda, revientas de debilidad, de impotencia, de pensar que no has hecho las cosas bien, que no has aprovechado hasta límites insospechados eso, que ahora, no está, no tienes, o tal vez perderás. Intentamos guardar la indiferencia bajo una sonrisa falsa, unos dientes relucientes, y presencia de bien estar, pero los ojos no mienten. Tratamos de evitar el dolor siendo inconscientes de que a veces es inevitable, que aparece por un momento, unos días, o para quedarse. Repito, el ser humano es estúpido, necesita darse de hostias a veces con la pared de dolor para darse cuenta y luchar por lo que realmente quiere, que poco apreciaba, es ahí cuando tal vez sea demasiado tarde, o tal vez redireccione.