Vistas de página en total

jueves, 30 de junio de 2016

Amen, sin tilde.

Si hablamos de justicia, hablemos de poder
salir todos los días sin ataduras.
Si hablamos de igualdad, recordad que empieza
respetando que no todos/as somos iguales.
El orgullo de ser quién somos y cómo somos
debería llevarse siempre.
Amen, sin tilde. 

Triste, me parece ir por la calle,
que miren aborrecidos con terror.
Terror, dejándose los ojos donde
hay amor en forma de aversión.

Aversión, cuando malgastan su
saliva bajo insultos ofensivos.
Ofensivos, pura ignorancia, intolerantes,
que giran la cara la igualdad.

Igualdad, hasta la sangre la ven diferente,
impura, no me jodas, todos/as somos gente.
Gente normal, corriente, que ama,
que siente, personas con derecho a
vivir tranquilamente.

Tranquilamente, aún no, encarcelada
socialmente, que clasifica y no deja libertad.
Libertad, hablan de ésta cuando no la
respetan, pero luego los bolsillos
bien que se llenan.

Llenan calles, bares, hoteles, días de
celebración, alegría y colores.
Colores, seis la identifican, pero pocos/as
la respetan, no solo a la bandera,
tampoco a las parejas.

Parejas, de personas se trata, besos
entre manos, palabras entre cariño.
Cariño, recíproco, como cualquiera,
entre iguales pero no animales.

Animales, como una raza a parte,
cuando género, edad o religión no
es importante, el amor es puro y
su esencia es lo que vale.

sábado, 18 de junio de 2016

Sinmigo

Ella camina conmigo aunque ya no esté.

Extraña sensación que (me) provocas.
Como un truco ante los ojos de
un niño, es magia.
Sin ser mis manos las que tocas.

El tiempo es oro, y lo hicimos.
Ahora está fundido, pero
la esencia se ha quedado ahí.
Perenne, bajo hechizos.

No sé si me explico.
Pero en las cenizas quedan ascuas.
Como era tu mirada, ardiente,
que aún sigue caliente.
Yo camino con ella aunque esté sinmigo.

Y me quema el alma, (ir)remediable,
tú viento sigue soplando, aviva el fuego,
este que llevo dentro.
Como aquellos paseos por Madrid centro.

Se me junta fuego y pólvora a la vez.
Explota, erupciona, tiene nombre de
mujer. A ver, que te quiero
con locura y es una gilipollez.

Ha llovido mucho, y aún así permanece,
saltando en los charcos de mis lágrimas.
Y el agua se me escurre entre los dedos,
como la vida que ya no tenemos.

jueves, 9 de junio de 2016

Adiós ojalá.

Dicen que las buenas cosas son efímeras, por eso, la solución es llenarnos constantemente de éstas para ser eternamente felices. Todo lo que viene, algún día se va, y es tan bueno, lo disfrutamos tanto que parece que ha pasado a millones de años luz por nosotros, rápido, instantáneo. Un día aprendí que cuando termina algo que parece no tener mejor suplante, el tiempo te depara algo mucho mejor. Te das cuenta que no sabe igual, que no te hace sentir lo mismo, que no tiene la misma calidad, que es raro al principio, pero que después, dándole una oportunidad, es mejor que lo anterior. 
Pasarán por tu vida momentos, viajes, experiencias, personas, que por supuesto serán irrepetibles, eso es indudable. Pero ¿sabes que es lo bonito de la vida? que ella te va seguir dando repetidamente todo esto para seguir viviendo momentos, viajes, experiencias y personas que acompañen tu camino. Y así sucesivamente, para que repetidamente vivas cosas irrepetibles que se convertirán en fotos tomadas con el corazón. 
Solemos vivir condicionados por el ojalá, sin ser conscientes que lo que debemos hacer es seguir construyendo, remar y caminar en la dirección hacia lo nuevo. Hemos dejar a un lado el ojalá volviera a ...
Al final todo va a salir bien, y si no ha salido bien,
es que todavía no es el final.
Así nos pasa, que vivimos encerrados en un cuarto acumulando cajas, cajas y cajas del ojalá que crees que fue lo mejor que tuviste y que jamás volverás a tener, pero date cuenta, algún día no podrás salir ¿y qué triste no?. Te animo a deshacerte de ellas, quitarlas, solo así, podrás seguir avanzando y disfrutando de muchas cosas que nos perdemos por miedo a no tener lo de antes, cuando indudablemente, una sorpresa nueva nos espera. Toma fuerza. Toma aire.
Siempre que te creas perdido, siempre podrás encontrarte, solo hace falta redireccionar, buscar otra lucecita con la que seguir brillando. 
No te apagues.

domingo, 5 de junio de 2016

"Poco"

A veces pedimos más de lo que necesitamos porque no sabemos apreciar que lo "poco" que tenemos es lo realmente importante. Que ese "poco" es lo que nos hace grandes, es lo que completa nuestro yo, es lo que debemos de mimar para que siempre permanezca. Te voy a dar un consejo, si quieres lo tomas, si no lo dejas, disfruta de ese "poco", es lo inconmensurable que tienes.
Deja a un lado el "He tenido un día de mierda", quédate con el "poco" que te ha hecho reír, aunque sea pequeñito ha formado la media luna de tu boca, mañana será otro día, más y mejor. 
Deja un lado la necesidad de tener más amigos, gente que te rodee, los importantes se cuentan con los dedos de una mano, recuerda que estamos con muchas personas y sin embargo con qué "pocas" somos.
Deja a un lado el "Ojala tuviéramos playa", prepárate un petate, agua y bocata de tortilla, que la compañía es lo que hace los sitios especiales, ya reventarás las olas, el sol y arena lo "poco" que vayáis en verano.
Deja a un lado el que "poco" tengo de esto, que "poco" tengo de lo otro, el consumismo, el ser materialista, no necesitamos más de lo mismo para ser felices, no caigamos en la tentación de lo innecesario.
Deja a un lado la tristeza en forma de ruptura, un amor malquerido, cómete la soledad con un "poco" de sal, condimentado con risas y acompañamiento de personas que te hacen flotar. 
Deja a un lado el apartar lo que deseas hacer porque te crees que con lo "poco" que tienes nunca lo podrás conseguir, pero escucha, es solo con la suma de esos "poco" a "poco" el resultado de alcanzar grandes cosas, y cuando llegues a la cima, te garantizo que saborearas más la recompensa. 


¿Realmente lo "poco" que creemos tener encaja con su significado real? Tal vez sea el momento de darle una vuelta de hoja, cuidando y valorando hasta límites insospechados ese "poco" que increíblemente es tan grande. 

jueves, 2 de junio de 2016

Infancia.


Nos hacemos mayores, crecemos conquistados por el trabajo, el estrés, los estudios, los exámenes infumables, el agobio, los atascos, las facturas, el piso, el alquiler, el casero tocapelotas, las deudas, la pareja, el matrimonio, la suegra que no tragas, las inseguridades, las dudas, el agotamiento, el querer ser mejor que el resto, el ascenso, los despidos, el paro, y muchos etc. que aunque tú no te des cuenta se te nota, por dentro y por fuera, que te vas apagando. Peques te preguntan "¿Qué te pasa?¿Por qué estás triste?", la respuesta ya la sabéis..."Nada, cosas de mayores", viendo en lo que posiblemente se conviertan, personas sin luz. Está claro que debemos tener responsabilidades, pero también debemos darnos treguas, respirar, saber que toca en cada momento, no estar 24h bajo preocupación, hasta cuando duermes estás intranquilo/a. 

Yo, sí.
Bajo estos síntomas de persona vacía, preocupada por contagiarme de esta enfermedad, me vacuné con la mejor inyección, llamada "Infancia", que permite conservar esta esencia tan bonita. En mi caso, esa niña cuya mayor preocupación era no ser cogida en el pilla-pilla, completar lo antes posible su álbum de cromos, dominar chapas, canicas, combas, pelotas, peonzas y cualquier tipo de utensilio al alcance de su mano. La que se pintaba las uñas, deseando ser mayor, no le duraban ni dos días, y podríamos decir que siempre las llevaba despintadas. La cabeza loca que no se acordaba de un examen, "si la meto apruebo", donde la papelera era su optimismo y le daba hasta tres oportunidades. Que no falten los buenos desayunos, las meriendas después del cole y las re-meriendas de las 19:00pm. La que no soñaba con ser princesa pero tenía sueños enormes para lo pequeñita que era. Que reía tanto que le dolía la tripa, cuya payasez provocaba carcajadas, lágrimas y sonrisas a quemarropa. Culo inquieto que se sentaba de formas insospechadas, pintaba, cantaba, escribía, todo lo que quería lo hacia, no conocía la palabra límite. Canija despeinada acorde con su vida, su ropa colorida y alegría a flor de piel. Disfrutaba tanto, que su madre no ganaba para parches en las rodillas. 

Nos hacemos mayores, sí, pero evita esa conquista innecesaria con tú mejor guerrero, la infancia.Que tu 100% no sea persona vacía. La vida está demasiado infravalorada para lo inconmensurable y efímera que es al mismo tiempo. Saboreala. 

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, yo, os pregunto, ¿aún conserváis el niño o la niña que tenéis dentro?