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sábado, 28 de noviembre de 2015

Inefable.

Que me comen las ganas de tenerte delante, sentirte, y reírme, pero quiero desparecer contigo.
Hacer que en un día nos odiemos y queramos a la vez, aprovechar bien el tiempo, burlarnos de él, y él de nosotros al pasar tan rápido. 
Por fin romper con la distancia y acortarla hasta pegarme a tu boca, echarle morro y robarte un beso, pero soy tan caradura que iría uno detrás de otro. 
Quedarme loco al ver que lo tuyo es andar y lo demás es estropear el suelo. 
Darme cuenta que mirar es una cosa, pero cuando lo haces tu es otra movida. 
Ponerme tan nervioso que ni mi gran capacidad de disimulo pueda controlar la situación. 
Disfrutar de tu locura, tu tranquilidad, tu inocencia y madurez, y bueno, si quieres intentamos discutir aunque prefiero deshacer la cama.
Hacer gilipolleces hasta que duela la tripa de gusto, reventando el aire con nuestras carcajadas, que la alegría sea la única capaz de correr tú rimel. 
Porque te aseguro que el único dolor que descubrirás conmigo será mi despedida.
El hasta pronto del bienestar inefable.