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jueves, 18 de agosto de 2016

Reírse es lo más serio.

Sin sentido del humor, la vida no tiene sentido. Ríe hasta que te duela la tripa, los pómulos estallen y la carcajada sea lágrima. Ríe tan fuerte que la vida se entere de que estás aquí, late tan fuerte para que el mundo sepa que existes. Que la Luna te tenga envidia por ser la más brillante de la noche. Haz reír, deja que te hagan reír, colúmpiate en la risas de los demás, contagia y contagiate. Comparte risas con amigos, familia, con tu pareja e incluso a solas. Saca dientes, ríete de los problemas , tócale el culo a la vida si te da la espalda.  Indiscutible, la risa siempre suena bien, ya sea de un niño, adulto o anciano, las risas rídiculas (aún que yo prefiero llamarlas peculiares), las risas largas, las cortas, las risas mudas. Importante, ríete de ti mismo, de poner mil caras feas, de tus no complejos, de ser un sinvergüenza, de un chiste malo, de caerte y levantarte divamente. Pinta la vida con diferentes tonos de risa, crea tu propia obra de arte. Ya sabes lo que se dice, un día sin sonrisas, es un día perdido. Yo, por ejemplo, de mayor tendré miles de arruguitas en la cara de tanto reír.