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domingo, 25 de septiembre de 2016

Querernos bien.

¿Por qué no en vez de querernos tanto, probamos a querernos mejor? Mucho entusiasmo, muchas promesas, muchas miradas, muchos besos, muchos paseos, muchas cenas, muchos celos. 
Por qué no en vez de hacerlo todo a lo grande y no abarcar nada, probamos a hacerlo pequeño y especial. Mucho entusiasmo sin culminar, sin pulir, sin conseguir acariciar el corazón. Muchas promesas, muchos planes sin llegar a ser planes, quedándose de boquilla, encerrados entre los dientes. Muchas miradas sin brillo, perdidas, vagabundas tristes que no encuentran el cobijo adecuado, que los ojos ven pero rechazan, que les falta entrar en casa. Muchos besos y pocos dulces, sin ritmo, descoordinados y pisándose como si se les hubiera olvidado bailar al mismo compás. Muchos paseos sin conversaciones, con manos cogidas , entrelazadas, pero presas del silencio, no se entienden, no se aclaran, no hablan, cruzan dedos pero no palabras. Muchas cenas cara a cara sin lucha de sonrisas, de embriagarse por aburrimiento, de no solo no compartir el postre, sino también de no compartir nada. Muchos celos que no significan querer, que eso sería no tenerlos, sin confianza, y la fianza de por vida está siendo perdida, estamos arañando el corazón. 
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Por qué no en vez de querernos más y más, queremos más y mejor.
Podríamos querernos bien.