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lunes, 5 de junio de 2017

ETERNO

Te has ganado el ser eterno:

Me duele el corazón y me arde el pecho de tanta tristeza. Me duele la cabeza de llorarte tanto y los dientes de apretarlos. Me dueles. Me dueles mucho. 

Desde el momento cero te ganaste mi confianza plena y mis oídos para escucharte. Y es que a esta que llamabas "Pitufa" se sentía siempre grande contigo, y eso es un don. 

Te recordaré por los grandes momentos y te echaré de menos en los pequeños pero grandes detalles que marcaban la diferencia contigo. Risas. Sobre todo, risas. Tus clases de baile soportando pisotones, tu maravillosa comida, el café colombiano en vacaciones, la música a todo volumen, tus apariciones inesperadas, el frisbee en el parque, nuestros combates, los campeonatos, el instituto, tus burlas cuando me ponías tu casco de moto y parecía la hormiga atómica, las conversaciones profundas, nuestros secretos, tus intuiciones, las fiestas imprevistas, la playa y revolcarnos por la arena, los amaneceres respirando hondo, el jugar como niños, el sacarme mi lado ñoña, ¡tus ronquidos cabrón!, el ir de ricos, nuestros mañaneos en una terraza que terminaban más bien tarde, tus pócimas que sabían a gloria, la escopeta de perdigones, tus abrazos de 1'90m...

Me quedo con tu bondad. Por estar siempre, sin exagerar, cuando te necesitaba. Siempre estabas al pie del cañón. Conmigo, o con cualquiera. Digno de admirar. 

El cielo se ha ganado una gran estrella contigo, y espero que allí, encuentres lo que tanto buscabas y que ninguno sabemos.

Descansa en paz amigo mío.
Descansa en paz, Pixón.

Te quiero.


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