Canción final

"Apaga y vámonos"

La "pequeña de dudas infinitas" decidió parar de hacerse daño, cambiar el rumbo, harta de tantos "paraísos artificiales", va a arriesgar buscando sitios nuevos en los que poder quedarse, poder ser. "La pequeña gran revolución" ya no está revuelta, solo se llena los pulmones de aire, respirando profundo cuando duele el pecho, dejando salir de su tripa las "mariposas" que aún siguen habitando en su estómago y le quitaban el hambre. Espera no volver a tener "los ojos como los zapatos de un payaso" y encontrar de verdad "una niña voladora" que la lleve "a ras del cielo", "que se joda el viento", y la lleve "a cualquier otra parte", "Copenhague", por ejemplo, y sentirse "jóvenes eternamente". "Sus puntos suspensivos" se han acortado quedándose solo en uno, el "valiente", terminando con la "lucha de gigantes" que tenía en su cabeza, la "tormenta de arena" que nublaba la "realidad", "el yin y el yen". Los "latidos" de su corazón suenan graves, sintiendo la perdida, "en la mañana herida" de su anhelo, pero pensando de "nunca se hará tarde" para encontrar otras "caricias a invertir en su espalda". "Una hermosa taquicardia" le dice que su decisión es la correcta, que hay cientos de "carreteras infinitas", que en este nuevo "viaje" encontrará "sirenas", y alguna le hará descubrir nuevas "propuestas para un mundo dormido". "Ella" no pide tanto "idiota", unos ojos que la miren con una "maldita dulzura" llena de equilibrio entre "vértigo" y comodidad, una "estrella" por la que "dejarse la piel" con su sobredosis de "pastillas de colores" sabor a felicidad, una "sastre de sonrisas" que la lleve a "Finisterre" más de "80 veces" y cuyas cuentas a la suma de sus cuerpos siempre resulten valores positivos, "una matemática de la carne"  que haga saltar "chispas", "frenar Enero", y hacer que la "luna sepa a poco" de tanta "complicidad".